martes, 12 de agosto de 2014

Una ducha juntos

Éste es el tercer relato con mi hermana. Estarán sorprendidos tanto como yo lo estoy, y en verdad agradezco a los que se toman la molestia de leer toda la historia con paciencia y de esperar que siga escribiendo. Quiero comentar también que si les dejo mi número no es para que pidan que les mande fotos, pues sólo es para que me comenten si les ha gustado y preguntes cosas a cerca de nosotros. También me preguntan si es real, cuando en los 2 pasados (y en el subtitulo de este blog) les he dicho que todo es cierto, tal cual pasó en la vida real. Cuando se me acaben las historias, en caso de que quieran que siga escribiendo, les avisaré cuando la historia no sea real.

Ahora sí, disfruten el relato.

Lo que sucedió la vez pasada me había dejado muy en claro que mi hermana quería, es más, ella lo había iniciado todo. Como yo ya había dicho, antes de que esto comenzara con mi hermana, yo a ella la veía como eso, como mi familia y si alguien me hubiera dicho antes que ésto pasaría, probablemente hasta asco me habría dado. En fin. Hubieron días normales, pasándola en familia o con amigos, como era antes, pero cada que se encontraba una ocasión especial donde podrían suceder cosas eróticas sucedían, casi siempre fue así, el momento llegaba a nosotros y sin planearlo antes... al menos yo no lo planeaba.

El principio de esta historia se da después de que yo me había despertado, pensaba salir con unos amigos. Iba camino al baño, para tomar una ducha. El cuarto de mi hermana está de frente al mio y el abaño esta a lado de mi cuarto. Abrí la puerta y vi a mi hermana abriendo la suya, ella estaba desnuda. Ya la había visto con la playera abajo dos veces pero esta era la primera vez, desde que eramos unos bebes que se bañan juntos, que la veía desnuda. No duró ni medio segundo, ella se echó a correr hacia el baño riendo. Aun puedo verla en mi cabeza, corriendo tal vez metro y medio, desnuda en dirección al baño. Sus senos rebotaron obviamente y eso me fascinó.

   — Hermana, No te tardes por favor, necesito también yo darme una ducha, voy a salir. -dije desde afuera         en cuanto ella estuvo adentro.
   — No te preocupes, no tardaré mucho.

Oí como abrió la llave y las gotas de agua impactaban contra el suelo, ruido típico de una ducha. Después oí el cancel de la regadera, ella estaba entrando, lo oí cerrarse. Iba entonces yo entrando a mi habitación cuando oí agudo grito de mi hermana y un golpe contra las puertas del cancel. Lo único que pensé es que se había accidentado, y como bien se sabe los accidentes en el baño son de los peores y muy peligrosos. Entonces abrí la puerta (no estoy seguro si en todos lados se educa igual pero aquí no cerramos con seguro la puerta mientras nos bañamos, justo por si ocurre un accidente) No era el caso, al abrir mi hermana estaba riendo pegada al cancel del baño. Nuestro cancel es obscuro pero algo transparente. No se ve nada hacia adentro ni hacia afuera, pero sí se ve si algo esta pegado a él y era el caso de mi hermana. Estaba su espalda húmeda pegada a la puerta del cancel y en éste se marcaba un poco de sus espalda, pero lo que más se notada eran sus glúteos, bastante lindos a decir verdad.

   — ¿Qué sucedió? -pregunté.
   — El agua... está helada.
   — ¿Encendiste el calentador? nadie se ha bañado hoy así que lo debías prender tú.
   — ¡Oh! ¿me harías el favor de ir a encenderlo?

Estaba yo por salir del baño cuando oí que tras de mi se abrió el cancel del baño.

   — Oye, pásame mi toalla, esta a tu lado derecho. No esperaré ahí dentro congelándome.
   — Sí, toma. -no perdí la oportunidad de verla de nuevo totalmente desnuda y me voltee para dársela.

Ahí estaba, temblando con el cuerpo húmedo sosteniendo sus codos e intentando esconder la cabeza como una tortuga. Sus pezones estaban muy erectos a causa del frío, se veían muy duros.

No tardé mucho en planta baja, sólo tenía que prender el calentador. Al subir no fui a avisarle que ya, porque aun deberían pasar al menos unos 5 minutos para que el agua se calentara. No mentiré, me había gustado verla ahí muerta de frío y desnuda. Me metí a mi cuarto y me acosté para masturbarme un rato. Me masturbaba con dos imágenes en mi cabeza: mi hermana corriendo desnuda y mi hermana muerta de frio igualmente desnuda. Lo hice para bajarme la calentura, ni siquiera acabé. Habrán sido cerca de 15 minutos. Ya había pasado ese tiempo y aun no se oían las gotas de agua contra el suelo. Sabía que debía irle a avisar a mi hermana, además de que entre más rápido se bañara ella, más rápido lo haría yo.

Al llegar a la puerta del baño no pensé en tocar, con el frío que ella tenía era más que obvio que estaría o en toalla o en bata, así que abrí sin tocar primero. Lo que vi fue lo más hermoso que jamás había visto. Mi hermana estaba de nuevo desnuda, tirada en el piso del baño masturbándose frenéticamente, tenía los ojos cerrados y ahogaba sus gemidos, su garganta los producía pero ella no abría la boca. Me quedé mirándola muy poco tiempo, mucho menos de lo que me habría gustado. Salí y estaba cerrando la puerta muy despacio para que no notara que estuve dentro y la vi.

   — ¿Por qué te vas? ¿te asusté? -me preguntó antes de poder cerrar por completo.

Aclaré mi garganta y abrí la puerta de nuevo. Ella ahora estaba sentada en el suelo pero con las piernas cerradas y las rodillas alzadas.

   — Discúlpame.. por-por no tocar.
   — No te preocupes, creo que después de lo que hemos hecho no importa mucho que veas algo así. De             hecho...
   — ¿Qué?
   — La verdad es algo que siempre me ha llamado mucho la atención.
   — ¿El qué?
   — Que me vean haciendo... bueno, ésto.
   — !Wow¡ ¿quiénes te han visto?
   — Hasta ahora, tú solamente. Me refería a que me gusta fantasear con ésto. Cuando me estoy                           masturbando en mi habitación fantaseo con que alguien entra. Hace un par de años, con que algún                 extraño entraba, pero desde hace unos meses pienso... bueno, pienso que tú entras y me miras.
   — Ammm... ¿qué te puedo decir? este... ya lo hice, !ja¡
   — Sí... bueno... creo que no te gustó verme, cerrabas la puerta.
   — No es que no me gustara... fue una reacción normal a tal situación. Si tu vieras a mamá haciéndolo no           te quedarías a contemplarla.
   — Ja ja ja, es gracioso por que la he visto hacerlo...
   — ¿¡Qué!? ¿Cuándo, cómo y dónde?
   — Bueno, en su habitación una noch...
   — ¡Hermana! ve la hora, te dije que yo también debo bañarme.
   — Hermano... si quieres... nos duchamos juntos.

Quedé helado. Es algo que se hace hasta tal vez los 7 u 8 años, pero ¿de verdad? ¿a mis 16 y sus 18 años bañarnos juntos? Digo, si solo me fuera más fácil, porque pues es mi hermana, no está tan mal porque se supondría no me tendría que excitar y solo nos bañaríamos, quizá hasta sin mirarnos. Pero es evidente que en esta situación sería incomodo porque mi hermana me excita y yo la estaría mirando y me ducharía allí con una erección y las incontrolables ganas de masturbarme... luego pensé, ella ya ha visto mi pene, lo ha tocado, no le da asco, ella sabe que me provoca erecciones... es más, seguro ya notó que ahora mismo traigo una erección.

   — Hermana, me gustaría mucho, pero sería incómodo.
   — ¿Por qué? ¿te incomoda mi cuerpo?
   — No, justo por lo contrario. Tu cuerpo me gusta y pues la verdad no quiero estar ahí dentro con una               erección estorbando.
   — No seas bobo. Es obvio que tendrás una erección pero no me importa. Es para que nos bañemos más           rápido.

Ella ya básicamente me lo había pedido dos veces así que en verdad quería. Hasta dijo que era obvia mi erección. Y sabes que si tu estuvieras en mi lugar también aceptarías, así que lo hice.

Ella se metió primero a la ducha en lo que yo me desvestía. Mi erección era potente, mi pene estaba como una roca de duro. No recuerdo haber estado más excitado en toda mi vida. La oculté con ambas manos para entrar a la ducha y ahí estaba ella parada frente a mi, desnuda bajo el chorro de agua caliente. Rió al ver mi manos tapando mi pene y me dijo que ya lo había visto antes erecto, me pidió que lo soltara haciendo un comentario de que no podría talla su espalda con las manos allí.

Ella tiene su esponja y yo la mía, así que no tuvimos que esperar a que uno acabara para iniciar el otro. El shampoo había acabado y procedimos a tallarnos el cuerpo. Me fascinó verla mojada y con espuma en cu cuerpo, mi pene punzaba, estaba feliz. Yo aproveche y en cuanto llegué a mi pene con la esponja, me masturbé un poco, discreto según yo.

   — ¿Te estás masturbando? -me pregunto mi hermana.
   — ¿Qué? no-no-no-no... me lavaba.
   — Ah... que mal... pensé que te masturbabas y me emocioné. Creí que podríamos masturbarnos en la               ducha ja ja ja, siempre me masturbo en la ducha, pero estando tú aquí no lo quise hacer. Pero tu                   extraño movimiento por un momento me dio confianza.
   — ¿De verdad te masturbas cada que te duchas, hermana?
   — Sí .-dijo tapándose la cara, con pena.
   — Entonces... hagámoslo...

Mi hermana dio pequeños aplausos como los daría una niña a la que se le promete ir al zoológico. Nos enjuagamos y cerramos la llave de la regadera. Ella, no se si por nervios o quizá por mero gusto, comenzó a hacer un baile, pero no se imaginen algo muy sexy como lo que haría una teibolera... solo movía su cadera al ritmo de su imaginación. Yo tomé mi pene con mi mano derecha y comencé a masturbarme lento mientas veía su vagina, era hermosa, depilada por completo. 

   — Sentémonos en el piso, ¿sí? yo así lo hago .-me dijo.

La regadera tiene buen espacio a lo largo así que ella recargó su espalda en la pared donde está la regadera y yo recargue la mía en la pared frente a ella. Nuestras pierna estaba estiradas, las suyas abiertas quedando cada una a cada costado de las mias, y las mías juntas con los pies apuntando a su vagina, estaba a unos centímetros de tocarla con los dedos de los pies.

Ella comenzó a frotar su clítoris mientras me veía a los ojos, me intimidaba un poco pero yo también la veía a ella, parecía un duelo de miradas. Vi de reojo que su brazo ahora se movía más rápido, mucho más rápido y su cara cambió por completo, ahora era una cara de placer, cerrando sus ojos y abriendo su boca para gemir. Yo me la comencé a jalar más fuerte y ella empezó a meterse dos dedos. Después de estra un rato masturbandonos el uno frente al otro, ella termino con un orgasmo que la hizo acalambrarse y yo me vine, salpicando un poco su vientre. Me disculpé y ella rió. Abrió de nuevo la regadera y se enjuagó el semen. Después salimos del baño y cada quien se fue a su cuarto. Lo disfruté muchísimo.





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Les recomiendo que guarden la pagina de mi blog que es: http://www.elcomienzoconmihermana.blogspot.mx/   aquí estaré subiendo más de mis historias con mi hermana.






14 comentarios:

  1. Respuestas
    1. practicalo me imagino q ya masturbas es muy Rick hacerlo

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    2. practicalo me imagino q ya masturbas es muy Rick hacerlo

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  2. que morro y yo que no tengo hermanas/os

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  3. Pasen contactos de viejas buenisimas

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  4. eso se llama confianza y q Rick es q no se.pierda entre hermanos y amigo me gustaría vivirla con alguien

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  5. eso se llama confianza y q Rick es q no se.pierda entre hermanos y amigo me gustaría vivirla con alguien

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  6. que excitante hermano yo tengo una historia similar con mi herm

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  7. tío yo creo que lo que has echo con tu hermana esta no esta bien porque tío es tu hermana no tu novia la ley de dios prohíbe tener relaciones sexuales con prodecentes de una misma familia asi que Dios te castigara si vas a hacer eso hazlo con tu novia y pídele antes su consentimiento

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