domingo, 24 de agosto de 2014

Alcohol

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Las cosas, a partir de ahora, se complican en el sentido de relatarlas. Ésto por el hecho de que es emocionante y excitante que ustedes, mis lectores, lean sobre El Comienzo con mi Hermana literalmente hablando, es algo muy obvio que lo que realmente les excite es el detalle con el que relato como comenzó todo con mi hermana hace casi dos años. A partir de éste relato las cosas podrían comenzar a ir en picada, ya que no puede más ser una crónica por dos razones: la primera es que es fácil recordar como empezamos pero no es fácil recordar que pasó después de eso, fue sexo común, y la segunda es que una crónica se caracteriza, además de por contar las cosas cronológicamente, por describir todo lo visto y experimentado por primera vez... y las cosas nuevas y las primeras experiencias se han ido acabando. No quiero hacer cada relato similar al pasado, contando como tuve sexo con mi hermana, porque la descripción se irá pareciendo más y más a lo que ya he escrito antes. Así que desde ahora me esforzaré mucho más para escribir estos relatos sin que ustedes pierdan el interés o caiga en la monotonía. Por eso ahora más que nunca quiero pedir que dejen sus comentarios, pueden hacerlo anónimamente o con una cuenta de Google. Espero comenten y de antemano muchas gracias por leer.

Como les mencioné, he perdido el hilo, no sé exactamente que pasó antes y que pasó después a partir de este relato, pero eso sí, no ha sido una fecha muy lejana al último relato. Desde ahora comenzaré a contar las nuevas aventuras con mi hermana, el comienzo con ella ha llegado a su fin y de ahora en adelante relataré lo que se ha vuelto una costumbre entre ella y yo, eso intentando relatar siempre algo nuevo con ella.

Éste relato toma lugar en un día de verano, al menos verano en este lado del charco, si no me falla la memoria era el mes de julio, un mes caracterizado por el descanso de clases y las fiestas hasta morir, cosa que no suelo acostumbrar demasiado. Mi teoría es que si voy a demasiadas fiestas, como se acostumbra, terminaré odiándolas, por eso es que asisto a pocas e intento divertirme demasiado ahí. Mi hermana, al ser 20 meses mayor que yo, tiene otras fiestas y otro circulo de amigos en lo que respecta a su escuela, por ejemplo. No era el caso en ésta fiesta, pues eran amigos en común que conocemos por cuestiones que no importarán en este relato. Era cumpleaños de uno de ellos y como cada año fuimos invitados, porque así es, esa fiesta es celebrada cada año en el mismo sitio y siempre es bastante divertido asistir. Pues bien, dejando la introducción a un lado...

Mi hermana y yo habíamos llegado a la fiesta, para la cual mi hermana se había arreglado espectacularmente. Un ajustado vestido resaltaba las curvas de su cuerpo, sus senos resaltaban por lo pegado del vestido y por el escote que prácticamente mostraba hasta donde acababan los senos, pero sin dejar nada importante al descubierto, espero entiendan. Su trasero igualmente resaltaba por el corte del vestido y ahora por los tacones altos que llevaba. Su cabello peinado y el maquillaje hacían que se viera aun mejor, era imposible que no la voltearan a ver. Una pregunta que muchos se harán por lo que he vivido con mi hermana, es si no me da celos que la vean otros o que salga con alguien, y la respuesta es NO, lo que tengo con ella es netamente sexual por un lado y familiar por el otro, así que en el ámbito de los celos yo no tengo porque poner ahí ni un pie. Así que yo podía notar como la mirada de los invitados a la fiesta iba dirigida a su escote y a sus piernas, y esto sin molestarme ni un poco.

La fiesta era grande, casi como las pintan en las películas, la gente ahí realmente estaba en circulos pequeños o hasta en parejas. Unos bailando, otros bebiendo sentados donde hubiera lugar, unos cuantos haciendo un poco de desastre queriendo llamar la atención. Mi hermana y yo estábamos junto con otras 4 personas en una habitación de la casa en donde nos hallábamos. Conversábamos de nuestras vidas ya que no era seguido que nos viéramos y por lo tanto había bastante de que hablar, eso al menos por las primeras horas de la fiesta, donde en cuanto se vaciaba un vaso enseguida lo volvíamos a llenar... ¡oh sí! empezábamos a ponernos algo ebrios. Tres hombres y tres mujeres ebrios en una habitación, sin nada nuevo que contar y con una botella de cristal vacía, ya se estarán imaginando, jugamos botella, verdad o reto.

Si es que has jugado verdad o reto/atrevimiento, sabrás que es un juego (estando en manos de adolescentes) puramente sexual, desde preguntar a quien le has tocado los senos hasta preguntar con quien tuviste sexo por última vez, desde retar a dar un beso hasta retar a hacer sexo oral a alguien. Nos sentamos en circulo, las mujeres juntas frente a los hombres juntos, ésto para evitar que tocara algo entre hombres o entre mujeres, así te tocaría forzosamente con alguien del sexo opuesto. En un inicio dijimos que no habría retos entre mi hermana y yo en caso de que la botella nos juntara. Comenzado el juego, como es costumbre, todos preferíamos escoger verdad, algo igualmente peligroso porque estando ebrios la verdad sale de tu boca sin ser filtrada por eso que llamamos vergüenza o pudor.

Comenzó el juego demasiado light, haciendo preguntas como: "cuando fue tu primer beso", "cuando fajaste por ultima vez", "si te masturbas", etc. Al inicio el juego era que a quien apuntaba la boca de la botella se le hacía la pregunta y la pregunta era formulada por la persona a la que la base de la botella eligiera, pero como empezaba a volverse algo aburrido decidimos que era la misma regla con lo de la boca de la botella pero ya no era necesario que preguntara o retara el de la base, podía hacerlo cualquiera quien tuviera una buena pregunta o reto. Eso fue lo que lo volvió peligroso para mi hermana y para mi, ya que anteriormente cuando nos había tocado juntos yo le hacía preguntas cuya respuesta no fuera a revelar lo nuestro y lo mismo cuando ella me hizo preguntas a mi. Las demás preguntas no importarán ni les excitarán así que pasaré a la primer pregunta comprometedora. 

   — ¿Quién te hizo sexo oral por primera vez? —me preguntó un amigo cuando la botella me eligió.

   — Eso es algo que no puedo responder.

   — Vamos, ella no podría saberlo... ¿o no puedes porque eres gay y fue un hombre?

   — No, no, no... es que no quiero que sepan.

Me empezaron a presionar demasiado, me insistieron todos, hasta mi hermana, supongo para disimular. Y como he dicho, con alcohol encima no puedes mentir, ademas de que la idea de contarlo me empezaba a excitar y quería en el fondo decirlo.

   — E-es-está bien... ella.   —dije apuntando con el dedo a mi hermana.

Hubo silencio un par de segundos y luego carcajadas, por suerte no me creyeron y empezaron a comentar que seguramente si era gay y ya no siguieron insistiendo. Los turnos pasaban de unos a otros y la suerte me apoyaba porque no me tocó durante varios turnos más. Mi hermana pudo contestar otras preguntas porque yo no había sido el primero en tener relaciones con ella... pero si el último, pregunta que desato todo.

   — ¿Quién fue el último en tener sexo contigo y cuándo?   —le preguntaron a mi hermana.

Después de hacer el mismo ritual que yo había hecho al no querer contestar ella terminó por confesar que fue conmigo. Al inicio volvieron a hacer burla, decían que fuera honesta y que no usara la excusa que yo para no responder. La diferencia fue que a ella le insistieron a lo que ella continuó respondiendo que había sido conmigo y mis amigos comenzaron a ponerse serios y nos preguntaron si era verdad, nosotros apenados asentíamos. Nos hicieron más preguntas como "por qué", "cuándo", "quién más lo sabe" preguntas que respondíamos sin la necesidad de que la botella nos eligiera. Después se fueron aprovechando y pusieron una nueva regla: ya no podíamos elegir verdad, ahora era o reto o reto. De nuevo saltaré a la parte interesante ya que hubieron retos entre otras personas y nosotros al inicio, cuando nos tocaba dijimos que al inicio habíamos quedado que los retos no aplicaban entre nosotros, cosa que ellos querían deshacer diciendo que nosotros ya hasta habíamos tenido sexo. Me tocaron retos con las otras dos mujeres, retos como besarlas, tocarlas, lamerlas, etc. y a mi hermana le tocaba lo mismo hasta que la retaron a sacarse los senos, cosa que ella hizo. Los hombres estábamos con cara de tontos viéndola y una amiga me reto a tocarlos. Yo de verdad quería pero no quería hacerlo frente a ellos. Igual le pregunté a mi hermana si podía, a lo que ella me dijo que sí, fue el primer paso a lo que sucedería después.

Los retos siguieron y cada vez aumentaron, el siguiente que nos tocó juntos fue que ella, sobre mi pantalón, me masturbara durante un minuto. Después me tocó hacerle lo mismo yo a ella. Los retos fueron aumentando hasta que a mi hermana la retaron a hacerme sexo oral, se negó verías veces antes de aceptar pero aceptó. Me saqué el pene de la bragueta y ella me lo chupó con nuestros 4 amigos mirando. Ellos también tuvieron sexo oral. Mi hermana y yo ya estábamos muy prendidos con eso del oral y no nos detuvimos, yo le subí el vestido para masturbarla mientras ella me lo chupaba. Nos  valió que ellos nos vieran o no, solo les pedimos que cerraran la puerta para que los de afuera no vieran. Ella se montó en mi y yo le pasé un condón que llevaba en el bolsillo, no para usarlo como lo usaría, pensaba más bien en tener suerte con otra en la fiesta, pero como sea yo amo el tener sexo con mi hermana. Con su vestido en la cintura y su calzón echo a un lado yo la penetraba hasta cansarme y cuando me detenía ella brincaba, enterrándose mi pene en su linda vagina. Una amigo y una amiga comenzaron a tener sexo también, y el otro amigo sólo se masturbaba viéndonos, la amiga que quedaba sola prefirió salir de la habitación. Mi hermana y yo acabamos, al igual que la otra pareja. Nos vimos todos muy muy tímidamente y nos despedimos para salir de la fiesta.





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domingo, 17 de agosto de 2014

La vi masturbandose

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Bien, a lo que has venido. Sí has leido todo mis relatos o al menos el de La Cálida Boca de mi Hermana, sabrás que una de sus fantasías es que la vean masturbándose y a mi me confesó que le excita más el pensar que quien la atrapé haciéndose un dedo, sea yo. Después de haber tenido sexo dos veces paramos por un momento, no lo planeamos, sólo se había dado así. Mis padres ya estaban en casa y tal vez estabamos un poco arrepentidos de lo que hicimos, al menos a mi, con el paso de las semanas, me iba remordiendo la conciencia. No era algo muy común, ¿que lo hacen?, claro que lo hacen, yo lo hice, pero no es algo de lo que trate un programa de TV o una novela literaria... al menos no un best seller. Sé que tuve mi revelación a cerca del incesto, pero al no haber más actividad, mi cerebro comenzaba a enfriarse y con esto a llegar la culpa, aunque sólo lo pensaba por dentro. Por fuera era el mismo de siempre, no como las primeras ocasiones en que evitaba a mi hermana, ahora era normal, hasta pasábamos todo el día juntos en veces, pero jamás nos habíamos tocado de nuevo o hablado del tema.

Pasaron tal vez unos tres meses antes de hacer algo de nuevo y no sería que, como ya tuvimos sexo, iría ella a mi cuarto o yo al suyo a besarnos y desvestirnos. Comenzó como un oportuno accidente y termino en algo mejor. Era noche y todos ya nos habíamos ido a acostar, yo soy siempre de los que duerme al último y como siempre ya era pasada la media noche y yo seguía despierto, cuando entonces oí un poco de ruido. Provenía del cuarto de mi hermana, agudicé el oído y noté que eran leves gemidos. Recordé lo que ella me dijo, que a veces lo hacía fuerte para que oyera y la fuera a ver. No sabía si ir, quizá se escuchaba más fuerte porque de verdad lo estaba disfrutando y dado que no habíamos hablado ya de eso en un tiempo igual y ya no quería que la viera. De cualquier modo pensé en echar un ojo, a lo mucho me diría que me fuera en caso de que no quisiera que la viera.

Al estar parado afuera de su cuarto, con su puerta cerrada delante de mi cara, los nervios me sofocaron, era como si esa puerta me llevara al asiento delantero del carrito de la montaña rusa más grande y aterradora de todas, había un hueco en mi estómago y me cosquilleaba el cuerpo. Oía los gemidos atrás de la puerta y mi corazón palpitaba fuerte. ¿Debía tocar la puerta? ¡No! la podría espantar, si me estoy masturbando y tocan pensaría que son mis padres. Me relajé un poco para calmar mi pulso y poder girar la chapa sin hacer mucho ruido, pero si la puerta estaba con seguro pues no habría nada más que hacer. Al girar lento su chapa, me di cuanta de que no tenía puesto el seguro y la abrí lento. Tenía la luz encendida pero no podía verme porque la puerta está a un lado de la cabecera de la cama. La vista era excitante, mi hermana estaba acostada boca arriba con las piernas abiertas y estiradas, traía playera perno no pantalón ni calzón, su mano derecha estaba usando los dedos para estimularla por dentro, metía y sacaba sus dedos a gran velocidad, y en su mano izquierda sostenía el celular, en el cual estaba ella viendo un video porno con mucha atención. Yo entré lento y le susurré "Hola" ella se asustó un micro-segundo y soltó su celular para taparse la entrepierna con ambas manos, me vio y se rió pero no dijo nada.

Ya no volvió a tomar el teléfono celular, esta vez solamente cerró sus ojos y siguió con lo que hacía pero está vez me gustó más porque volvió a introducir los dedos de su mano derecha en su vagina y con la izquierda ahora se frotaba el clítoris. Yo me quedé ahí viéndola, cerré la puerta, me encantaba ver como contraía los dedos de los pies, doblaba y estiraba sus piernas pero jamás abrió los ojos. Debía actuar rápido si es que iba a hacer algo porque ella parecía que ya iba a acabar. Entonces me puse a sus pies y me incliné, la calentura me había llenado de valor así que la tomé de las manos y antes de que ella pudiera hacer algo puse mi boca en su vagina. El sabor era exquisito, me fascinó, es un sabor nuevo, no podría decir que acido o saldo, era simplemente nuevo en mi boca. Mi hermana gritó un poco en cuanto comencé, pero no me dijó nada ni me quitó la cabeza de ahí, al contrario, con sus manos metía los dedos entre mi cabello, a veces solo sobaba mi cabeza y a veces me la empujaba contra su vagina. Yo succionaba y le también le movía mi lengua en su clítoris o la metía en su vagina. Ella acabó y soltó un poco de agua en mi boca, no fue un squirt, ya que fue poco y no fue disparado. Lo bebí, sabía a té caliente de mi hermana.

Ella se levantó y me dijo que ahora yo debía recostarme, que me pagaría por ese delicioso oral que yo le acababa de hacer. Entonces me acosté en donde ella estaba, cambiamos lugares. Me quitó mi pantalón y antes de meterse mi pene a la boca me masturbó, estuvo haciéndolo varios minutos, me escupía en ocasiones el pene para estimularme más lubricándolo. Su mano y mi pene ya estaban embarrados de su saliva y mi líquido pre seminal, al estarme masturbando sonaba el liquido entre su palma y mi pene, eso me gustaba. Ella hizo algo que no hubiera imaginado que haría; se sacó los senos de la playera y colocó mi pene entre ellos, con ambas manos los apretó el uno contra el otro. Me comenzó a masturbar así, moviéndose de arriba hacia abajo. Después de estar haciendo eso, llegó la hora, pero no sólo quería chupármelo, ella quería que yo se la chupara de nuevo. Encantado.

Yo me quedé acostado como estaba y ella se puso sobre mi, era un 69, yo boca arriba, ella boca abajo, su boca en mi pene y mi boca en su vagina. Que excitante, ambos nos dábamos placer al mismo tiempo, yo frotaba rápidamente si clítoris con mi lengua y ella se atragantaba con mi pene, metiéndolo hasta su garganta. Yo me aprovechaba para lame también su ano, eso era sexy, lo lamía y le metía mi dedo índice. Ella se había vuelto loca, tuvo un segundo orgasmo y de nuevo bebí el liquido que le salió, mi nueva bebida favorita. Entonces yo la quite de encima mio, quería que me hiciera el oral en otra pose. Me puse de pie en el suelo y le pedí que se hincara frente a mi. Ahí estaba ella entonces, hincada a mis pies con la cara a la altura de mi pene, no pude evitarlo, tomé mi pene con mi mano derecha y le di un golpe en la cara a mi hermana con él. Ella se sorprendió demasiado pero no me ordenó parar. Yo lo hice varías veces hasta que le dejé los pómulos muy rojos, eso en verdad me excitaba, me estaba poniendo algo intenso. La tomé del cabello con un jalón y la llevé hasta mi pene con fuerza, ella a penas logró abrir su boca justo antes de que mi miembro se le estrellara en los labios. La jaloneaba, en realidad ella no me la estaba chupando, ella sólo mantenía la boca abierta, yo la jalaba de adelante hacia atrás y viceversa con mi mano bien agarrada de su cabello. Antes de acabar la jalé hacia atrás y le dije que dejara la boca bien abierta. Ella obedeció y yo me masturbé velozmente hasta sacar todo mi semen con unos 5 disparos directos en su boca. Ella tragó y me sonrió.

Le dije que estaba feliz de que algo volviera a suceder entre nosotros y ella se alegraba igual. La besé en la boca, un beso largo y le desee buenas noches. Entonces me fui a mi cuarto y me dormí.



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sábado, 16 de agosto de 2014

Despertando juntos y viendo una película

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Para que ésto lleve una continuidad te invito a leer mi relato pasado (es muy bueno) da click aquí para leer el relato anterior, así entenderás mejor éste.

Comenzaré donde me quedé. Después de que ella y yo nos quedáramos dormidos después de tener sexo por primera vez, despertamos. Mi hermana se había despertado antes, cuando yo despegué los párpados ella estaba sentada en la cama, mandando mensajes desde su celular. Seguíamos desnudos, ella estaba dándome la espalda pues estaba sentada casi a los pies de la cama. Nos habíamos dormido sin taparnos con las cobijas, ¡que peligro!, no sé que hubiera pasado si mis padres llegaban y nos veían de esta forma: dormidos en la misma cama y desnudos. Definitivamente eso se habría vuelto un grave problema familiar. Por suerte ellos aun tardarían un par de horas.

   — Has despertado. -me dijo mi hermana en un tono demasiado tranquilo.

   — Sí. ¿Tú llevas mucho despierta?

   — Tal vez media hora... oye... ayer, te has venido dentro.

Era verdad, no lo recordaba y antes de dormir no lo platicamos por la emoción de estarnos besando. Maldita sea, si seguiremos haciéndolo tendremos que cuidarnos.

   — Si vamos a hacer esto, hermano, hay que cuidarnos, ¿ok?

   — Justo eso pensaba, de verdad lo lamento, no hay excusa.

   — Iré después de desayunar a la farmacia, tendré que comprar una píldora de emergencia. Pero bueno, no hay que lamentarnos por eso, sólo no debe volver a suceder. Así como te cuidarías con tu novia nos cuidaremos nosotros, ¿de acuerdo? Por cierto, hablaba con mamá, llegarán en la tarde.

Ella tenía razón, el sexo sólo era diferente por que somos hermanos, pero es lo mismo en el sentido de las enfermedades venéreas y los embarazos no deseados. Imaginen, si embarazar a tu pareja a escasos 16 y 18 años de edad es un infortunio, el embarazar a tu hermana es un millón de veces peor, además del riesgo que existe de que el bebé no saliera bien, podría tener deformidades o discapacidades. El tener relaciones con mi hermana seguiría sucediendo, básicamente ella lo confirmo al advertirme sobre cuidarnos. Me senté también en la cama y le besé el hombro. 

Procedimos a bañarnos, les podrá parecer ridículo después de lo que hemos hecho, pero no nos duchamos juntos, primero me metí yo, en lo que mi hermana buscaba algo para desayunar. Cuando salí ella ya había desayunado y me había dejado el mio listo en la mesa. Eran huevos revueltos con leche con chocolate, estaban algo quemados. El desayuno, y más si lo comes a solas, es un momento en el que piensas demasiado, recuerdas cosas e imaginas otras tantas. Mi almuerzo, de principio a fin, fue llenado con los pensamientos que tendías a cerca de lo que sucede si lo haces con tu hermana. El sexo es un lazo, a una edad joven es casi como los besos cuando eres tan sólo un niño, no lo haces con cualquiera, eso quisieras quizá, pero no. El sexo o se hace con alguien a quien amas o después de tenerlo empiezas a amar a esa persona. Pensaba entonces en que yo si amaba a mi hermana, pero era el amor que le tienes a tu hermana, no un amor como el que le tienes a tu novia o esposa, de verdad era un amor fraternal. Yo no quería comenzar a enamorarme de ella, no en ese sentido, no estaba bien... pero quizá el sexo tampoco lo estaba, trae problemas. Si yo comenzara a ver a mi hermana como a mi pareja sería frustrante tenerla todo el día en casa y no poder besarla o hacerle el amor porque allí están tus padres. Que dilema: seguir teniendo sexo con mi hermana por el hecho de que ha sido delicioso o dejarlo todo atrás para no involucrarme más de lo debido.


Había pasado un rato, mi hermana ya se había salido de bañar, ido a la farmacia y regresado. La píldora la pago ella con el dinero que se suponía se nos habían dejado para comprar algo de comer, pizza o quizás hamburguesas. En cuanto se la tomó los ánimos volvieron, nada de preocupación. Nos pusimos entonces a ver la televisión, era aburrida, como cualquier domingo llena de basura aun teniendo TV por cable. Ella sugirió  que pusiéramos una película y prendiéramos el ventilador, pues estaba haciendo bastante calor.

   — Voy a buscar una película que me han prestado, está en mi habitación. -le dije.

   — Bien. Yo voy también a mi dormitorio. Me voy a cambiar, hace bastante calor.

Era cierto, no era una excusa boba para cambiarse como en los videos porno y ponerse algo "más ligero" como suele suceder. En verdad el calor era intenso y yo por eso me había puesto unas bermudas. Mi hermana traía puesto un pantalón de mezclilla muy ajustado, como todos sus pantalones. Desde que hacemos lo que hacemos he notado que me gusta como se viste, pantalones pegados y playeras de tirantes o traslucidas. Al volver a la sala con la película en la mano mi hermana ya estaba de vuelta en el sillón. Al estar fantaseando yo con lo que pasaba en las películas porno creí en la posibilidad de regresar y encontrarla con un babydoll y tal vez una paleta de cereza en su boca, pero no. Ella estaba con una playera holgada, me gusta esa, es sin mangas y el hueco por el que salen sus brazos es muy amplio, se le salen a veces los senos por ese espacio si se acuesta de lado. Se puso además una falda corta, de mezclilla, casi no la usa así que eso para mi fue sexy, no es una vista que tenga siempre de mi hermana.

Nos sentamos a ver la película, era algún tipo de documental falso sobre fantasmas. Me aburrió enseguida. Supuse que ella igual se aburrió un poco porque se acostó en el sillón dejando las piernas abajo. Cuando voltee a verla me provocó demasiado, veía bajo su falda, tenía puesta una tanga color negro y de la mitad para abajo de sus glúteos quedaban a mi vista. Lento fui acercando mi mano hasta ponerla sobre la parte aun cubierta de su nalga derecha, ella no se movía no decía nada, sólo veía la pantalla. La movía lento, sobaba esa parte de su nalga en círculos, comenzaba a tener una erección. Al ver que ella no hacía nada bajé un poco más mi mano, llegando a tocar la parte desnuda de su pompa. Ésto lo estaba haciendo con mi mano izquierda al estar ella recostada de mi lado derecho, pero con la derecha estaba yo tocando mi pene, el cual ya estaba bien duro. Masajee un largo rato, no quería hacer algo muy pronto, quizá ni quería hacerlo. Estaba hasta el momento conforme tocando su trasero y masturbándome discretamente, no necesitaba nada más en ese momento, de verdad me encontraba muy bien. El hecho de estar solo en casa viendo una película mientras tocaba más de lo que debía pero sin llegar a ser muy perverso.

Lo realmente interesante fue cuando ella levanto su cadera en el aire y se subió la falda hasta la cadera, dejándola como un cinturón, me dijo que era para que la acariciara mejor, que si iba a estarla tocando el resto de la película al menos ampliara la zona del masaje. Eso mismo hice, le tocaba ambos glúteos de una forma más pervertida, los apretaba y le daba nalgadas. Mi hermana volteó para advertirme que la estaba poniendo cachonda y que si no le iba a hacer nada más ya le dejara de tocar. Fui atrevido, pues no quería pasar los últimos minutos a solas tocando solo su trasero. Les comenté que ella llevaba puesta una tanga, así que saqué el hilo de entre sus nalgas y lo puse de lado, saben como. Con mi pulgar comencé a abrir paso entre sus pompas y llegué a su ano, no le metí el dedo pero se lo acariciaba y ella se retorcía un poco. Me miró por segunda vez pero en esta no dijo nada, sólo me dedico una sonrisa dando a entender que siguiera adelante. Ahora le metí el pulgar, me costaba trabajo por lo cerrado de su ano, chupé mi dedo y lo intenté de nuevo, esta vez entraba con más facilidad. Ella se quejaba y hacia ruidos de dolor, pero jamás me dijo que lo dejara de hacer. Yo ya estaba muy excitado y le pedí un minuto, iría a mi cuarto por un condón.

Al regresar ella se estaba masturbando pero sin quitar la vista de la televisión. Me quedé parado observándola y luego le dije que se pusiera de perrito sobre el sillón, pero ella me dijo que sería mejor en el suelo. Tenemos una mesa de centro así que se hinco en el suelo y se inclinó dejando descansar su cuerpo de la cadera para arriba sobre esa mesita. Yo me bajé el cierre y me saque el pene sin tener que bajarme las bermudas, me puse el condón y guardé el empaque en mi bolsillo. Volví a hacer a un lado el hilo de su tanga y le estimulé, antes de meter, con la cabeza su vagina. Lo metí lento y del mismo modo le di los primero minutos, estaba haciéndoselo muy tranquilo y ella se limitaba a dar muy leves gemidos. Con el paso de los minutos fui agarrando fuerza y velocidad al punto de que ella ahora estaba agarrada con fuerza de los costados de la mesa, lanzando gritos de placer. Por la fuerza con la que la estaba penetrando y el empuje que le daba, la mesa se estaba moviendo con cada empujón. Sonaban las patas de la mesita rechinando en el suelo y sonaban los fuertes gemidos de mi hermana, pensé entonces que debíamos o dejarlo de hacer duro o debíamos cambiar la posición. Opté por la segunda.

Al detenernos para acomodar la mesa y reacomodarnos en otro sitio le pregunté si todo estaba bien, si no quería detenerse, si no pensaba que ya habíamos llegado muy lejos. Me lo negó, dijo que estaba muy bien y que ella lo estaba disfrutando demasiado y no quería parar, me preguntó también lo mismo. Y conteste igual que ella, que era fascinante esta nueva experiencia y que no desearía que acabara. La aventé al sillón dejándola abierta de piernas, yo me hinque en el suelo y volví a penetrarla sin piedad, sus gritos eran demasiado fuertes, algo peligroso si llegaban mis padres, peligroso por lo que oyeran y peligroso por que no podríamos oir cuando estuvieran afuera. En fin, sabrán que estando calientes y follando podrás pensar en los riesgos mas tu cuerpo nunca se detiene. Le provoque un orgasmo y ella se convulsionaba en el sillón, yo bajé la velocidad pero no dejaba de hacerselo. Ella tuvo una buena idea que sólo se le pudo haber venido a la mente con semejante orgasmo que tuvo: agarró uno de los cojines del sillón y se lo llevó a la boca para morderlo y asimismo silenciar un poco sus gritos. Brillante.

Se me antojó cambiar nuevamente de posición y esta vez me senté en el sillón y le dije que se sentara encima. Ella lo hizo, pero me estaba dando la espalda y así lo hicimos quizá porque ella quería seguir viendo la película. Yo le dije entonces que si no quería de frente a mi, porque tenía ganas de ver sus senos mientras lo hacíamos. Mi hermana se volteo y yo rápido le subí su playera. Traía un brasier negro también, le quedaba estupendo, hacía que se le vieran aun más grandes, pero yo no quería que se le notaran más o menos, yo quería verlas así que subí éste. Las tenía de nuevo frente a mi, quizá mas cerca que nunca he hice lo que debí hacer desde la primera vez que las vi en mi habitación, las besé. Metía su pezón en mi boca y lo succionaba, hasta le daba muy ligeros mordiscos, todo mientras seguía dándole con velocidad. Chupaba un pezón y el otro lo pellizcaba, a ella le estaba excitando muchísimo y a mi también. Acabó ella unas dos veces más, fue mi posición favorita porque cuando me cansaba de darle ella era la que brincaba en mi pene, además tenía un espectacular acceso a sus senos que tanto me fascinan.

Estaba yo por acabar en cuanto oímos el auto de nuestros padres estacionándose afuera de la casa. Fue como cuando estas emocionado y ves que la luz del semáforo está en amarillo y tu en lugar de frenar, aceleras a todo lo que da. Eso hice, le di a mi hermana con todas mi fuerzas y acabé. Antes de que entraran me quité el condón y le pedí a mi hermana que me lo sostuviera en lo que me guardaba el pene en las bermudas, mi vista estaba en mi cierre hasta que lo cerré y al subir la mirada mi hermana estaba vertiendo el semen del condón en su boca, estaba bebiéndolo, hasta la última gota. Yo me sorprendí demasiado y a no ser porque mi pene estaba cansado, eso me hubiera causado otra erección.

Cuando entraron mis padres nosotros estábamos de vuelta en la película y cada quien en un sillón distinto. El condón estaba en mi bolsillo junto con la envoltura. Los saludamos y nada más pasó con ella durante unos días.



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jueves, 14 de agosto de 2014

Primer noche juntos

Antes de comenzar a leer este relato debes haber leido el 4to, si no lo has hecho te invito a leerlo dando click aquí (La cálida boca de mi hermana), se te abrirá en una ventana nueva y luego podrás regresar a leer éste.

Retomaremos desde que ella salió de mi habitación y llegó a la suya. Yo, estando ya en mi cama, con la luz apagada, me decidí a masturbarme. Lo sé, acababa de correrme, pero quería masturbarme recordando lo vivido porque estaba súper fresco en mi memoria. ¿Que si no estaba arrepentido? Claro que no, ella ha iniciado todo y yo sólo me dejo llevar por el placer y la emoción que provoca el incesto. No sé porque lo hace, ella de verdad es hermosa y podría tener casi a cualquier hombre que ella quiera, así que me preguntaba por qué yo, qué es lo que tengo de especial. La respuesta era simple — Lo que yo tengo es que soy su hermano.— Fue lo más lógico que logré pensar, que a ella no le atrae sólo el físico, a ella le gusta el incesto, es su parafilia, el placer en ella no depende del cuerpo del otro, lo que le excita es que está prohibido, es un tabú. Yo jamás pensé en eso, no concebí el incesto por acción propia ni por leer al respecto, ni siquiera por la belleza de mi hermana... pero ahora lo tenía, ahora era el incesto algo normal en mi vida. Ahí lo supe: en mi cama recostado boca arriba sin pantalones, masturbándome mientras pensaba en mi hermana como pensarías en cualquier compañera de clase que te calienta, como pensando en esa actriz porno que frecuentas en YouPorn, como pensando en una mujer con la que sería normal masturbarte. Pero yo estaba más allá, yo estaba masturbándome pensando en la mujer con la que he vivido más de década y media, con la imagen de mi hermana en mi cabeza.

Estaba por acabar, sentía el inconfundible llamado del semen que me avisaba cosquilleando mis huevos que estaba listo para salir si yo me disponía a no parar de jalar mi pene. Entonces más rápido que la luz misma llegó a mi cabeza la idea: "Si yo, que no fui el que comenzó todo, si no fui quien vio el incesto como una posibilidad, estoy aquí masturbándome pensando en mi hermana. ¿Qué está haciendo ella en su habitación? Desde mi punto de vista ella es mucho más caliente y pervertida que yo, así que si yo estaba masturbándome probablemente ella también lo estuviera haciendo" Deje de mover mi mano y me concentré para no venirme. Ella lo había hecho todo y yo parecía más la mujer que el hombre, ella me dominaba, ella lo iniciaba todo, pero eso iba a cambiar. Dirán que acabábamos de hacer algo y podía esperar, no ir tan rápido, pero el tener la casa sola para los dos no era algo que pasara a menudo, debía aprovecharlo. Al estar la casa sólo habitada por ella y yo (y por el valor que la excitación me daba) me quité también la playera para salir completamente desnudo de mi cuarto. La erección había bajado, ya no estaba duro pero aun quedaba sangre en él y me colgaba pero conservaba el tamaño de la erección. No iba a tocar su puerta, iría más allá, quería darle a entender que mi también me gustaba ésto y haría lo posible para que siguiera sucediendo. 

Caminé hasta mi puerta y la abrí. No sé porque esperaba ver luz por el marco de la puerta de mi hermana, pero me desanimó ver que su luz estaba apagada, claro que yo igual la tenía apagada y eso no significaba que yo estuviese dormido. Los ánimos volvieron y caminé hasta su puerta. No la abrí de golpe pues, si estaba despierta no quería asustarla y si estaba dormida no quería despertarla. Al abrir lentamente la vi, ella dormía, era obvio porque no se movía, ¡oh gran decepción! En mis planes no estaba despertarla, quizás eso la molestaría y no lograría más que retrasar lo que hemos hecho, ¿pero saben?, tampoco iba a quedarme entonces haciendo nada, como les dije no es algo recurrente el estar solos en casa. Pensé en prender la luz, así quizás ella despertaría lentamente y no se molestaría, o eso esperaba. Se hizo la luz y vi algo hermoso, ella en su cama destendida, con las cobijas sólo cubriendo sus pies, estaba desnuda, tal cual como dejó mi habitación. Me daba la espalda y sacaba el trasero, lo que hacía que se notara su vagina entre sus piernas. Eso hizo que mi erección volviera. No lo sé, quizás fue porque esa vista no es muy normal, si no es en pornografía no es común tener esa vista de la vagina.

No estaba resultando, ella no despertaba, pero eso me daba oportunidad de acercarme más y así poder contemplar mejor su vagina, sus carnosos labios vaginales, era una hermosa y joven vagina, bastante cerrada y pequeña. Debía pensar en un plan, yo estaba aferrado en que debía aprovechar el estar solos. Sé en que estarás pensando, es de madrugada y aunque estuvieran mis padres en casa se podría, porque estarían dormidos. Pero ahora si eres mujer y estás leyendo ésto, sabrás que tu te animarías más si sabes que no existe ningún riesgo de que tus padres te vean. Era lo que yo pensaba de mi hermana, si ella se iba a animar a hacer algo más, sería si mis padres no podían hacer acto de presencia.

Soy un impaciente y el que ella no despertara ni se moviera me estaba matando por dentro, al rango de que por mi mente pasó el no despertarla, sólo meter mi pene entre sus piernas y follarla, que cuando despertara al menos yo ya le habría metido mi pene una sola vez. Pero entonces vino a mi una idea mejor, algo que no perjudicaría nuestra relación. Iba a apagar la luz y a meterme en su cama. Para que la situación fuera un poco mas suave cuando despertara, iba yo a taparnos con las cobijas, a modo de que cuando se despertara no nos viera a los dos desnudos en la cama.

Pasó. Ella comenzó a moverse dentro de las cobijas, a mi lado. Yo le susurré su nombre, a lo que ella respondió con lo que parecía un mugido de vaca.

   — Perdón por despertarte, soy yo. -musité.

   — ¿Qué sucede? -dijo ella entre dientes, casi no comprendí.

   — Es que... no podía dormir y pensé en hacer compañía.

   — Está bien hermano.

Ella seguía dándome la espalda y yo estaba boca arriba pues no quería que mi erección la tocara... bueno, sí quería, pero no quería que se incomodara y me mandara a mi habitación. Le pregunté si podía quedarme o prefería que me fuera a mi cama, ella me dijo que estaba bien que me quedara. Oí como se tallaba los ojos y bostezaba, más que una señal de sueño era una señal de que estaba despertando del todo. Se puso boca arriba también y comenzó a hablarme.

   — ¿Por que no podías dormir? Fue por lo que hicimos, ¿cierto?

   — A decir verdad... eso fue. -recobrábamos el tono, ya no susurrábamos.

   — En verdad lo lamento. No sé que me pasa, si tu no quieres no debem...

   — No. -la interrumpí.  — Sí fue por eso, pero no como lo crees. No pude dormir pensando en lo que hicimos, en lo que hemos hecho, pero no porque aun crea que está mal. Me robó el sueño porque me di cuenta de que en verdad me ha gustado. Hermana, ésto que hacemos es en verdad erótico. Ya no es sólo excitante por el hecho de hacer cosas así con una mujer, es excitante porque lo hago con mi hermana, eso emociona. El hacer lo prohibido me gusta, siempre lo prohibido llama al hombre. No es que pequemos. El pecado no existe, es sólo el nombre que una religión le puso a lo prohibido. Sabían que "el pecado" era delicioso y los poderosos lo quería sólo para ellos así que le pusieron un nombre al cual temerle "PECADO" y sólo los que lo cometen podrán llegar a pensar lo que yo he resuelto en mi mente. Pero ponte a pensarlo, entre los animales pasa, seguro pasó con los primeros seres humanos, si no ¿cómo fueron naciendo más y más? El incesto no se nos enseña, al menos no como algo bueno, debes probarlo para enamorarte de él y saber que es bueno... o eso o lo amas por instinto. Eso pensaba, por eso no podía dormir. Es una deliciosa parafilia, un delicioso fetiche.

   — ¡Wow! Eso es algo muy inteligente. -me dijo sorprendida mi hermana. — Pensarás que estoy loca pero yo no lo veía así... por supuesto que tienes razón pero yo no lo veía así. Yo no tuve que experimentarlo para saber que me gustaba, es como si... estuviera en mi. Como el parpadear, nadie te enseña, es innato, es un reflejo. Así me sucede, es mi reflejo ante alguien de mi misma sangre, mi reflejo es sentir atracción sexual. Como dices, instinto.

   — Hermana, quiero confesártelo. No sé por que quiero decírtelo, quizá es porque me excitaría que lo supieras.

   — Dime, ¿qué es?

   — Cada noche, desde la primera vez que me enseñaste tus pechos en mi habitación, me masturbo pensando en ti, en lo que hemos hecho o simplemente viéndote en mi mente, como una fotografía, una foto de ti desnuda. Lo estaba haciendo antes de venir a hablar contigo de hecho.

Ella se rió y yo pensé que se estaba burlando. Pero me vio con ojos muy tiernos, en ese momento, sin saber lo que pasaría a ser nuestra relación estos últimos dos años, diría que ella me estaba mirando con ojos de enamorada. 

   — ¿Acabaste?

   — Ammm... sí, eso era todo lo que te quería decir.

   — Ja ja ja, no, te pregunto que si acabaste cuando te masturbabas, si te veniste.

   — Ah... no. Estaba por acabar cuando me decidí a venir y recostarme.

   — Oye, por cierto. ¿Me has tapado tú? Recuerdo no haberme tapado, creo hasta estoy...

   — Sí, yo nos tapé y ¿desnuda? ja ja ja, sí lo estás... estamos.

   — ¡Uy! así que has venido tal y como te he dejado.

   — Sí, pero esta vez sin playera.

   — Hermano, ¿es verdad que a los hombres les duelen los testículos si no se vienen?

   — Sí, a veces es insoportable y otras es muy ligero.

   — Bueno, deberías seguir masturbándote y acabar antes de que te duela.

Eso lo entendí yo como que quería que me fuera a mi cuarto. Como una excusa para que ya la dejara en paz y yo me fuera a hacer mis cosas sucias.

   — Sí, tienes razón. Perdón por venir a despertarte. -vacilé como levantándome de la cama. 

   — Oye, espera, lo puedes hacer aquí. No es esencial tu cama para poder masturbarte, ¿o sí lo es? ¡Vamos, hazlo aquí a mi lado! Puedo hacerlo yo también, como cuando lo hicimos en la regadera.

No contesté, ¿qué podía decirle? Esta es la vida real, no un video porno con diálogos absurdos y clichés. Pero le asentí lentamente con la cabeza. Nuestros ojos se habían acostumbrado a la oscuridad y veíamos muy bien, al menos yo notaba sus ojos puestos sobre los míos. Mi pene no había perdido la erección desde que me acosté junto a ella, en sus cobijas se formaba una carpa de circo. Bajé mi mano y tome mi pene sin despegar la vista de ella. Sonaba bajo las cobijas que ella también levaba su mano a su vagina. No nos quitamos las cobijas de encima en ningún momento, lo que evitaba que desviáramos la mirada hacia el cuerpo del otro, sólo nos mirábamos a los ojos, seguro yo tenía cara de idiota por el placer, pero ella lucía muy sexy, haciendo muecas y escupiendo su aliento caliente en mi cara. Movía mi mano lento, lo estaba haciendo despacio, quería que durara, pero mi cuello se empezaba a cansar de estar volteando para verla, seguro a ella también le dolía. Voltee todo mi cuerpo en dirección a ella con las piernas dobladas. Ella me imitó y nuestras rodillas estaban pegadas. Eso me hizo excitarme más y comencé a masturbarme muy velozmente. De nuevo ella me imitó, notaba como su hombro se movía en círculos muy rápidos y su semblante cambió de ser sexy-dulce a ser sexy-salvaje, con una cara furiosa pero gimiendo de placer. Después de unos minutos así, me detuve, de nuevo me detenía antes de acabar.

   — ¿Has acabado, ahora sí?

   — No, lo siento... la verdad no deseo acabar. Si acabo tu acabarás también y me tendré que ir.

   — Podrías quedarte a dormir conmigo.

   — Sí, pero no quiero que dejemos de sentir placer juntos. Lo haremos otro día, ya lo sé, pero no quiero que acabe lo de hoy, lo de ahora.

   — Tiene sentido... no están mis padres... además de que acabas de tener una revelación astral acerca del incesto ja ja ja.

Reímos unos segundos y después todo se volvió silencio, ni siquiera el canto de los grillos. Pero de nuevo lo que me encanta, la iniciativa de mi hermana. Ella aventó las cobijas con sus piernas dejándonos destapados y se levantó de la cama para encender la luz, dijo que se estaba tornando romántico en vez de erótico. Yo volví a ponerme boca arriba, con el pene bien erecto apuntando al techo.

   — ¿Sabes? -me dijo. — Tienes mucha razón. No debe acabar lo de ahora. Hoy es especial, hoy ha sido mejor que los otros días, nos sinceramos mucho y no hay nadie que nos moleste.

Ella se montó sobre mi, pero no introduciendo mi pene en su vagina. Estaba hincada, con una rodilla a cada lado mio, pero con el cuerpo completamente recto por lo que mi pene a penas empezaba a rosar sus labios vaginales.

   — Hermano, sí esto va a pasar, si vamos a tener sexo ambos vamos a estar de acuerdo en ello. No quisiera causarte algún trauma ja ja ja. Por eso es que me he puesto así, ésto significa que yo quiero, las acciones demuestran más que las palabras. Ahora, no me digas si quieres hacerlo, si lo quieres tendrás que empujar tu cadera hacia arriba y penetrarme...

Ella aun no terminaba su discurso y yo subí mi cadera con fuerza y velocidad, casi como un reflejo. Mi hermana gritó y agachó su cuerpo haciendo que entrara yo aun más en ella. Puso sus manos en mi pecho y yo puse las mías en su cintura. Yo empecé dándole lento, sabía que ella ya no era virgen pero aun era estrecha, sentía que le quedaba pequeña a mi pene y no quería lastimarla, pero ella comenzó a decir MÁS... MÁS... DAME... OOOOH, MÁS...con cada palabra que ella soltaba yo aceleraba un poco más y un poco más. Ella cambió los "más" por fuertes gritos de placer. Yo estaba a mi límite, no podía hacerlo más rápido y ella parecía que iba a desvanecerse y perder el conocimiento pero yo ya no podía parar ni bajar la velocidad. Ella tuvo un orgasmo que la hizo quitarse de encima y arrojarse a mi lado, se retorcía como si tuviera un intenso dolor de estómago. Yo no me iba a quedar sin acabar sólo porque ella había tenido un orgasmo, así que ahora yo me puse encima de ella y volví a penetrarla. A mi hermana no le disgustó que la haya vuelto a penetrar, porque dejaba escapar palabras como: QUE RICO... SIGUE... NO PARES. Yo no hacía mas que gemir, no sabía que decirle. La hice tener un segundo orgasmo, pero esta vez no pudo evitar que la siguiera penetrando pues estaba abajo de mi. Yo acabé casi seguido de su segundo orgasmo, la llené por dentro de mi semen y como me había aguantado ya dos veces, salió mucho. Sentí un placer mucho más enorme a los anteriores. Cada que me corría con ella era la mejor de mi vida hasta ese entonces, que de verdad era la mejor de mi vida. Había sentido delicioso así que me incliné y la comencé a besar en la boca, muy apasionadamente. Metí mi lengua en su boca y ella la suya en mi boca. Estuvimos besándonos un largo rato. En veces nos deteníamos para mirarnos a los ojos pero volvíamos a besarnos. Nos pusimos de nuevo de costado, viéndonos y besándonos. Después del sexo no dijimos ni una palabra, todo lo dijimos con esos besos, hasta que nos quedamos dormidos.




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miércoles, 13 de agosto de 2014

La cálida boca de mi hermana.

Las cosas que he contado no fueron pasando día tras día, pero si van en orden cronológico: primero me enseño los senos, después me masturbó en mi cuarto, luego nos duchamos juntos y esta historia fue dos o trs semanas después de la ducha juntos. Mis padres habían salido de la ciudad, sólo iban a pasar fuera esa noche. Ellos, al menos hasta ese día, no habían sospechado que mi hermana y yo hacíamos cosas que "se supone no deben hacer los hermanos." Entonces nos dejaron solos, total, sería una noche y ya.

Esta sería la cuarta ocasión en la que pasaría algo entre nosotros, por lo cual, yo ya me las olía. Yo nunca había hecho nada, o sea yo nunca me le insinué, ella en todas ocasiones había empezado y ese día no era la excepción. Era casi media noche, estaba algo decepcionado porque yo esperaba que algo pasara desde las 8 de la noche y ya llevaba casi 4 horas esperando, hasta creí que ya no pasarían más cosas pues no había pasado nada durante semanas. Oí entonces sus pasos fuera, en el pasillo, y cuando la oí pasar le grité que viniera. Ella entonces entró, traía puesta su bata de dormir, cosa normal hasta ese entonces. Estaba yo en el sillón de mi cuarto del que ya les hablé y la invité a sentarse a mi lado. Le comenté una cosas graciosas que había visto en facebook y que había pasado con mis amigos, ella también hablaba de cosas que no tenían nada que ver con sexo ni con lo que habíamos pasado. Fui un cobarde, pues, además de llamarla a mi habitación no hice más nada para comenzar algo, estaba muy nervioso y prácticamente ni la veía, estaba yo pegado al celular. Ella creía que yo realmente estaba interesado con lo que sucedía en la pantalla de mi celular porque me dijo:

   — Hermano, no me haces caso. de verdad creo que estás incómodo con lo que hemos hecho.
   — No, perdóname.
   — Sí crees que me enoja o que no me gusta estás equivocado. Hay confianza, no tengas pena.
   — No, es que pues es algo raro, ésto, lo que hacemos.
   — No es raro, nos gusta y yo no me molesto, en verdad hay confianza, está bien hacerlo.
   — Bueno hermana. Te pondré más atención. ¿Que quieres hablar?
   — Esto me ha dejado pensando... ¿te parezco atractiva enserio o lo haces porque existe la oportunidad y ya?
   — ¿Qué dices? de verdad me pareces muy atractiva, eres linda de rostro y tienes muy buenos... ya sabes.
   — Gracias... pero entonces por que no veo interés en ti por hacer cosas.
   — Ya te dije... me parece extraño... pero bueno... ¿tienes más preguntas?
   — Sí, una. ¿Tienes alguna fantasía conmigo?

Esa pregunta me retumbó en la cabeza. Claro que desde que hacemos cosas fantaseo con ella, cualquiera quien viva algo así con su hermana comenzaría a tener pensamientos eróticos de ella. Pero la pregunta aquí era ¿debo contestar con honestidad? Soy un paranoico así que creí que tal vez me lo preguntara para tener una excusa por la cual enojarse y dejar de hacerlo... pero bueno, ella también había sacado la charla de hoy y dijo que estaba bien hacer cosas. Decidí no decirle toda la verdad pero tampoco negar que fantaseo con ella. Le diría una fantasía soft. No iba a decirle las fantasías que involucraban penetrarla al fin, meter mi pene en su vagina era algo que invadía mi cabeza antes de dormir y la primera vez que la veía en la mañana. Le diría alguna otra de las que tengo... ¿qué es lo que quiero hacer antes de penetrarla?... ¡Oh sí! tocar por fin sus grandes senos.

   — Sí, tengo una...
   — Y ¿cuál es?
   — Quiero... bueno... tocar-tocarlos.
   — ¿Hablas de mi pecho?
   — Sí.
   — Eso se puede solucionar aquí.
   — Vaya, me gustaría, pero antes de dejar el tema... ¿tú tienes fantasías conmigo?
   — Bueno, sí. Ya te dije que me gusta que me vean masturbándome, así que lo que me gustaría es que un día entraras a mi habitación sin llamar a la puerta mientras yo me estoy masturbando.
   — ¿Y como voy a saber yo que estás haciéndolo?
   — ¿A caso no escuchas mis gemidos? En ocasiones hasta grito para que me oigas y entres... pero nada. En fin... a lo que vine...

Ella se levanto y se quitó su bata. Me sorprendió su decisión, lo hizo sin un rasgo de timidez. Pero lo sorprendente fue que yo esperaba ver debajo su pijama, pero no, tenía puesta su ropa interior solamente: sostén y calzón. Dejó su bata en el sillón y se sentó de nuevo junto a mi. Sentada se quitó el sostén y me invitó a tocarlos. Y ahí estaba yo, con una erección que hasta dolía, listo para tocar sus senos por primera vez. Puse mi mano sobre ellos, eran fantásticos, en ese instante me enamoré de ellos, eran tibios, suaves, y tenían la consistencia perfecta, no eran duros ni aguados. Mientas los masajeaba sentí que me salió un poco de semen sin siquiera tocarme el pene. Estaba de verdad excitado. Mientras yo tocaba sus pechos ella comenzó a tocar mi pene. Sentía delicioso, ella tocando mi pene mientras yo tocaba sus senos. Entonces ella se quito el calzón, quedando desnuda a mi lado. Su vagina ahora tenía un poco de vello pero no me importó, igual era una hermosa vagina. Quité las manos un momento de sus senos para quitarme yo mi pantalón y mis boxers. Ahora mi pene estaba al aire. Volví a colocar mis manos en sus pechos y en veces pellizcaba sus pezones y ella lanzaba pequeños gritos agudos. Mi hermana también había vuelto a colocar su mano en mi pene ahora desnudo pero esta vez puso su otra mano en su vagina, me masturbaba con una mientras se masturbaba con la otra, todo un espectáculo a mi ojos. Seguimos así por unos minutos, sin decir una palabra, sólo gemíamos.

Después ella rompió el silencio diciendo: Tengo otra fantasía... quiero chupártela. Una vez más sus palabras me helaron. Mis manos seguían en sus senos pero ya no las movía. — ¿Puedo? -me preguntó. Y yo no hice más que asentir con la cabeza. Ella entonces se dejó de tocar la vagina y soltó mi pene para ponerse de pie. Me miró a los ojos y luego miró mi pene, me puso sus manos en mis rodillas y comenzó a inclinarse, abrió su boca y dejó que mi pene entrara en ella. Entonces se hincó teniendo mi pene en su boca y lamiendo, no era una principiante, lo estaba haciendo demasiado bien. Llevaba mi pene dentro y fuera de su boca, sentía como con su lengua daba giros alrededor de la cabeza de mi pene. Yo me incliné entonces un poco y alargue el brazo hasta alcanzar su húmeda vagina, tan húmeda como su boca. De la vagina ya salía un poco de líquido, había unas cuantas gotas en el suelo justo bajo su vagina. Introduje un dedo en ella. Estuvimos así, ella me hacia sexo oral y yo la dedeaba. Mi hermana acabó primero, le temblaron las piernas y casi se va de lado, de no ser porque estaba agarrada de mis pernas. Al ver eso y al oír como ahogaba su fuerte gemido por tener mi pene dentro de su boca yo acabé, llene la boca de mi hermana con mi semen... algo demasiado raro, y si lo que paso antes me había remordido un poco la conciencia, ésto fue peor.

   — Discúlpame por favor, de verdad lo lamento... no quise venirme en tu boca, fue de pronto.

Ella tragó mi semen para contestar. Pensé que lo vomitaría después de tragar.

   — ¿Bromeas? es un fetiche mio, amo en los videos porno cuando el hombre al final se viene en la cara de la mujer o en su boca. Y me gusta que los hombres me lo hagan a mi.
   — ¿Hablas enserio?
   — Sí, no miento. -se chupaba los labios donde aun había un poco de mi semen.

Mi hermana levanto sus cosas, me dio un beso en la mejilla de buenas noches y se salio. Ya afuera me gritó: ¡Gracias! estuvo súper.




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